La presencia de animales salvajes en entornos urbanos es un fenómeno creciente. Se han visto zorros en los jardines de Londres, leopardos por las angostas arterias de Bombay o coyotes en los aparcamientos de Nueva York. Sin embargo, las ciudades no fueron diseñadas para una convivencia entre seres humanos y animales salvajes. Ante este fenómeno y la realidad de que nuestro estilo de vida representa una amenaza para la naturaleza, Joëlle Zask invita a los lectores y lectoras a reflexionar sobre las relaciones entre el ser humano y su entorno. ¿Cómo sería una ciudad en la que los espacios hicieran posible una convivencia armónica entre las personas y los animales?