Para reflejar gráficamente el mito del Judío errante, Gustave Doré consultó a los vecinos de Brabante, Bruselas, que recordaban haber visto con sus propios ojos a aquel hombre barbudo cuando pasó por la ciudad en 1774. Según esta leyenda, muy difundida por toda Europa en el siglo xvi, un judío vaga por el mundo toda la eternidad, sin esperanza de descansar en paz, para expiar la culpa de haberse negado a prestar auxilio a Jesucristo cuando cargaba con la cruz camino del calvario. El gran ilustrador francés también se inspiró para este trabajo, publicado en 1857, en Cranach y Durero. Los grabados del libro original, con textos (poema, prólogo y epílogo) de Pierre Dupont, se realizaron en madera para lograr más calidad en los tonos y los matices de las ilustraciones. Esta edición incluye los elogios dedicados a las xilografías de Doré por Sabine Baring-Gould, clérigo anglicano autor de El libro de los hombres lobo.