Estas Rondas del Prado proponen una aproximación gradual y diversa a la obra de arte, a lo más concreto de su existencia material y también a sus valores narrativos, simbólicos y litúrgicos. La experiencia inmediata y sensorial de la contemplación se une así al examen de las conexiones culturales que las obras tuvieron para sus contemporáneos y al modo en que el oficio del artista y el lugar de la pintura se han ido modificando a lo largo de los siglos, desde la iglesia o el palacio, el espacio público o privado, hasta la disposición ordenada y pedagógica, pero también uniformadora, de las salas del museo.