En los manuales de Historia de España apenas pueden encontrarse ni siquiera unas líneas sobre el proceso histórico que condujo a la incorporación en 1515 del reino de Navarra a la Corona de Castilla, en una unión calificada como "aeqüe-principal" o paccionada, que le permitió mantener intacta su condición de "reino de por sí" con sus fueros, libertades e instituciones propias. Se da por sentado, asimismo, que Isabel y Fernando fueron los artífices de la unidad de España, ignorando que el verdadero fundador de la Monarquía española fue el emperador Carlos V de Alemania, I de Castilla y de Aragón, IV de Navarra que, en 1516, tras la muerte de Fernando el Católico, reunió junto a su madre, la llamada Juana la Loca, las tres Coronas que hoy conforman la nación española. Este proceso ha sido investigado por la historiografía contemporánea, tanto francesa como española, y muy especialmente por la navarra. En la actualidad estamos ante un renacer de una nueva "memoria histórica", que se remonta nada menos que al siglo XVI con el fin de demostrar que Navarra como parte inseparable de ôEuskal Herriaö, nación imagin