Nunca vuelvas al lugar donde fuiste feliz - así rezaba para Rodolfo un antiguo proverbio que había leído o escuchado en algún tiempo en alguna parte... y esta era la razón por la que no quería volver a San Rafael, el pueblo de la Sierra del Guadarrama donde había pasado los veranos más felices de su primera juventud.Poco se imaginaba él que, al volver por allí (convencido en parte por su amigo Carlos), que una cura para los males que en esos momentos corroían su alma y un insospechado torrente de emociones y vivencias le estaban esperando para cambiar definitivamente su vida...Todo empezó al abrir el viejo baúl, heredado de sus padres, que durante mucho tiempo le estuvo estorbando en algún rincón del salón de su vivienda y encontrarse con una caja de madera de puros habanos, cerrada con una hebilla dorada, en cuyo interior, con una caligrafía de mujer que no parecía corresponder a la de su madre, descansaban varias cartas dirigidas a su padre... 10