Rafael Fombellida (Torrelavega, 1959) cree en la libertad del acto creador o, lo que es lo mismo, en la construcción de un mundo inédito. Su particular mirada sirve por sí misma como muestra de que, afortunadamente, hay autores que solo necesitan de su poesía para mantenerse en pie. Respondería a ese tipo de poeta que Friedrich Schiller había denominado sentimental y que se caracterizaba por huir de la armonía sensorial primigenia para buscar la representación del ideal. En ello se basaba para diferenciar a los que consideraba todavía poetas antiguos, regidos por la limitación, de los modernos, que prefieren moverse en el estrato de la infinitud. Esa separación ha sido sustancial en todo el pensamiento de la Modernidad. Sin duda, Fombellida estaría en la línea de estos últimos que se situaban en el territorio complejo de lo intuitivo y de las asociaciones alejadas de la lógica racional. Su palabra dialoga con diversas tradiciones pero acaba elaborando un discurso propio gracias a esa maestría que tiene para relacionar lo diverso y construir lo único. X. C. V.