Robots fabricados en serie. Algo así como personas artificiales. Mano de obra barata sin voluntad, sin instinto y sin alma. Máquinas que fabricarán máquinas que fabricarán máquinas que fabricarán... Los androides que se ensamblan en las plantas de Robots Universales Rossum no conocen el dolor, el sufrimiento ni el amor, y parecen la solución definitiva para liberar al ser humano del yugo del trabajo. Reemplazos, en muchos aspectos indistinguibles, y nuevos compañeros sociales del hombre, para los que la joven Helena Glory está dispuesta a conquistar los mismos derechos. Pero los robots de R.U.R. han empezado a organizarse, y están a punto de enseñarle al hombre el significado de la palabra insurrección.