La dislexia afecta a diez de cada cien personas. Sheila es una de ellas, una adolescente que ha querido compartir su vivencia personal en un relato vibrante que combina la palabra escrita con sus propias ilustraciones. Este libro se dirige a quienes viven o conviven con la dislexia en su casa o en el aula, y pretende ayudar a derribar el muro de incomprensión que tantas veces separa a las personas disléxicas de la felicidad. También se dirige a cualquiera que sienta el pellizco de la curiosidad, porque va a descubrir una realidad que le es más propia de lo que imagina.