¿Hasta cuantos golpes de la vida puedes soportar? ¿Dónde está el cielo de los idiotas? ¿Y el infierno? Héctor se enfrenta constantemente a s u peor enemigo: él mismo...y pierde. El tablero de juego es la vida, e ntre sus piezas solo hay peones, nada de torres, alfiles o reinas. Y l o peor de todo es que cree que, a pesar de todo, puede ganar, lo que h ace que cada derrota solo sirva para conducirlo a la siguiente. No apr ende. ¿El secreto? Ser irreductible, esquivar los golpes cuando sea po sible y soportarlos cuando no lo es. ¿El resultado? Desastre tras desa stre. ¿Qué sentido tiene? Para él carece de importancia que las cosas tengan sentido o no. Esa no es la cuestión. Se trata de supervivencia. A costa de lo que sea. Y cuando se trata de sobrevivir, detalles como la moral, el prestigio o la imagen solo son inconvenientes que hay que sortear. A los perdedores únicamente les resta una cosa: vivir, vivir día a día, con lo puesto, a lo que vaya saliendo, sin hacer planes, s in futuro, tratando de olvidar el pasado y aceptando el presente.