La mayoría de las fuente antiguas, ya sean literarias, filosóficas o políticas, tienen un sesgo genuinamente esclavista. Como consecuencia de ello, la vida, costumbres y hábitos de la población esclava han sido reducidas durante siglos al anonimato y la invisibilidad. Este libro intenta paliar este olvido y se adentra en las vicisitudes cotidianas de los esclavos. Sin perder nunca de vista el marco legal que distingue entre siervos y señores, sus páginas nos describen, con sus luces y sus sombras, la vida diaria de la población servil en el espacio urbano. Por otra parte, Carla Rubiera Cancelas encuentra en la epigrafía funeraria auténticos testimonios de cómo algunos esclavos quisieron que se les recordase. Sirven estos como homenaje póstumo a sus maltrechas vidas, pero también como recordatorio de que ciertas estructuras sociales del pasado son hoy inaceptables.