Flash Gordon, Dale Arden y la infinita sucesión de hermosas reinas y princesas que aparecen ahora y siempre en el título recuerdan la belleza de la serie en los mejores momentos de su creador. Ayudado por un colorido deslumbrante, que ahora el lector español (¿el lector mundial?) puede apreciar por primera vez, Flash Gordon supone una continuidad en el tiempo, la fidelidad a una estética y un acercamiento al mito por parte de un dibujante que no temió enfrentarse a la comparación.