Puede calificarse de azarosa la vida de Azucena Pi, pero también de de spreocupada e impúdica cuando corretea en patinete por los centros com erciales, embarazada de un hijo sin padre, el segundo advenimiento olí mpico a nuestro planeta. Puede que si preguntamos a su adorado Manolo de Gonzalo nos concrete el momento y el lugar exacto en que ambos qued aron preñados en un laboratorio, tras ser abducidos por una nave de Ni birua. La pareja renunció a ser pareja y a la vida plácida de millonar ios en su palacete de Yecla de Yeltes, en Salamanca. Se fueron felizme nte infieles, se lo contaron todo, apetitos de sexo desatados, pasione s existenciales, padecimientos oníricos, sueños reales. Manolo decidió buscar su nada en un retiro con los Hare Krishna en Guadalajara, pero encontró a su amada Chupi después de la misteriosa desaparición de la hija de Dios en la Sierra de Gredos.