En esta novela ficticia, Carla está viviendo un presente también algo ficticio a causa de una importante pérdida de memoria. Sus intentos por mantener una normalidad son en vano, pues le faltan datos sobre su pasado que parecen ser bastante relevantes y, además, la hacen sentirse realmente desubicada.áLa trama de la historia comienza a desarrollarse con sus sesiones de hipnosis regresivas, que la trasladan a su último recuerdo cuando aún era una adolescente. Cada salto al pasado es un paso dado más hacia el futuro y un soplo de aire para el inquietante presente, desde el cual tomará consciencia de nuevo de algo que ya había superado, aunque ella sea la única que lo desconoce. Las terapias de Carla sumergirán al lector en una vieja historia de lo que ella creía que era amor y de la cual nació su preciosa hija, Martina. Así, mediante los distintos episodios revividos a través de la hipnosis, vuelve en cada sesión a momentos complicados en los que tuvo que luchar contra el maltrato y adoptar aprendizajes vitales para su supervivencia. Mucho dista de la Carla de las primeras sesiones a la Carla del desenlace, habiendo tenido que afrontar lo más doloroso, que no eran los golpes, sino el hecho de aceptar que ese hombre al que amaba, hasta el punto de consentirle casi cualquier cosa, en realidad portaba cualquier sentimiento menos el amor.áLa obra Creo que me llamo Carlaáes un llamamiento a la reflexión y a la toma de consciencia desde la inmersión en una historia que, a pesar de ser ficción, se repite cada día en muchos hogares y familias. Es una inyección de realidad y empoderamiento creada con el fin de ser la cura para aquellos y aquellas que aún no han conseguido abrir los ojos y ver con claridad.á