Se ve que educar y cocinar pueden cabalgar juntos, porque en una villa tinerfeña, La Matanza de Acentejo, Lourdes hace aflorar como por encantamiento libros mal llamados de cocina, cuando en la realidad entre el tufillo de los guisos se va cociendo una enseñanza magistral de nuestro hablar y escribir. Estamos ante una cabeza soñadora, inagotable, que sabe arrastrarnos por el sendero del respeto a la lengua. Serendipias en la cocina rezuma verdad en sus páginas, y la felicidad vivida por su autora se hace evidente. El libro se transforma en excelente manjar de disfrute inolvidable, fácil para guisar, fácil para aprender, fácil de digerir y gustoso de leer. Nadie se equivoque, este libro no es un libro de cocina al uso, es más, mucho más.á