En 1735, la prestigiosa Academia de las Ciencias de París fletó una expedición para resolver una de las más célebres preguntas científicas de su época: la forma exacta de la Tierra. En uno de los más inhóspitos laboratorios científicos que cabe imaginar, la región andina, en Sudamérica, un grupo de tres académicos franceses y dos jóvenes guardiamarinas españoles, Jorge Juan y Antonio de Ulloa, pasaron diez años escalando picos volcánicos, cruzando ríos y resguardándose de vientos helados. A través de sus actividades en la Audiencia de Quito, los expedicionarios consiguieron transformar esos espacios en nuevos teatros para la ciencia colonial. Sofisticado y a la vez entretenido, este libro relata unas cuantas aventuras, pero también explica cómo una combinación de interacciones locales, rivalidades internacionales y ambiciones personales afectaron profundamente a la producción y la diseminación del conocimiento científico.