Sesgada y subjetivamente recorre este poemario, en primer lugar, algunos mitos aqueos que, desde el primer milenio a.C., siguen vigentes en nuestros días en distintas versiones o representaciones. En la segunda parte, el texto pasa del mito al logos y considera algunos lugares, personajes, monumentos, batallas, etc., del inmenso legado cultural de la Hélade. Finalmente, el excurso poético se cierra con un compendio helenístico y unas cráteras rebosantes de erótico vino \\\"retsina\\\" que concluyen deliberadamente con una remembranza de Kavafis, último y genial epígono del helenismo alejandrino.