Bioeconomía para el siglo XXI

ISBN: 9788413525006
Colección ECONOMIA INCLUSIVA
Autor: Arenas, Luis
Editorial: LA CATARATA
Publicado: 2.022
Clase: LIBROS

Idioma: SPA
Encuadernación: RUSTICA
Páginas: 256
Plazo de entrega: 5 Días
https://indexbooks.es/web/image/product.template/379688/image_1920?unique=6ff04b9
(0 reseña)

18,53 € 18.53 EUR 19,50 €

19,50 €

Not Available For Sale

    Esta combinación no existe.

     

    En 1971 Nicholas Georgescu-Roegen publicó la que con el tiempo será vista como una de las obras fundamentales de la ciencia del siglo XX: La ley de la entropía y el proceso económico. Con ella Georgescu-Roegen ponía las bases de una revolución en el pensamiento económico moderno al mostrar que la economía es un subsistema integrado en los ciclos de la naturaleza y no al revés, como mantiene la ortodoxia teórica dominante. A la unión entre biología, termodinámica y economía, Georgescu-Roegen la llamó bioeconomía. Esa nueva disciplina, conocida hoy como economía ecológica, busca concienciar del problema del agotamiento de recursos y de la insostenibilidad de una idea de sistema económico que Georgescu-Roegen deconstruyó de forma pionera. Pero lo decisivo de sus contribuciones es que desbordan el estrecho marco de la disciplina económica y permiten ver la conexión entre los saberes científicos naturales y sociales, y la necesidad de incorporar la dimensión ético-política al estudio de la economía. Bieconomía para el siglo XXI recoge las aportaciones de especialistas nacionales e internacionales en la obra del economista rumano con el objetivo de difundir y actualizar su pensamiento, y mostrar su alcance en otros campos del saber como la tecnología, la sociología, la política, la ética o la estética. Leer con atención a Georgescu-Roegen puede ofrecer claves valiosas para salir del atolladero global en que se encuentran las sociedades industriales del siglo XXI. A un mundo obsesionado con la idea de crecimiento económico, habrá que repetirle aquella simple verdad que el propio Georgescu-Roegen no se cansó de recordarnos: que el verdadero producto del proceso económico es (o debería ser) un flujo inmaterial: el placer de vivir.