Puede que la encuentres en una carretera solitaria, haciendo autostop a medianoche. Se hace llamar Rhee, pero todo el mundo la conoce por otro nombre: la Chica de la Curva. Vive en una decrépita mansión en un camino a ninguna parte, en compañía de otras almas perdidas que encarnan diferentes leyendas urbanas: Verónica, siempre acechante al otro lado del espejo;la Ama, surgida de una canción infantil y transmutada en una criatura de pesadilla;la Chica del Ataúd, obligada a construir su propia féretro durante toda la eternidad;Mari Lwyd, siempre inquietante y acompañada de su cráneo de caballo. No recuerdan quiénes eran antes de la existencia que ahora viven, ni siquiera si hubo un antes. Y lo peor de todo es que no saben cómo escapar de este destino.