Una vez perdí las llaves y me quedé sin poder entrar en casa. El problema de Emil es que ha perdido sus recuerdos y no sabe dónde ha caído. Las sirenas y el crustáceo no la ayudan, y el Kraken no parece estar por la labor. Tal vez Aidan tenga la solución, pero primero deberá caer donde ella está y puede, es muy probable, que tarde un tiempo en adaptarse a ese extraño lugar, uno en el que sin duda no le gustará nadar. Esta podría ser una novela de fantasía como cualquier otra, pero es mucho más que eso, es un relato de vida, de amor y, sobre todo, de superación personal.