En Recados veniales se combinan dos buenos licores que dan lugar a un cóctel gustoso de paladear. Por un lado, microrrelatos que cuentan historias: relato negro, de suspense, de terror psicológico, de amor, de ciencia-ficción. Y por otro, pequeñas joyas líricas que son pura poesía de sentimientos y emociones. No hay respiro ni descanso en Recados veniales. Una serie de textos cortos, como rayos en la tormenta, dan paso a otros algo más largos que siempre nos dejan con ganas de más y parecen ser el germen de un cuento más extenso que tiene todavía mucho que decir. Juan Manuel posee el difícil arte de desconcertar, sorprender, emocionar, sobrecoger o inquietar, con una naturalidad desprovista de adornos ni florituras.