En el segundo volumen de sus diarios Joaquín Campos se descubre golpeado por un arduo conflicto laboral con la multinacional hotelera que le empleaba. Todo ello en mitad de una pandemia, mientras transita las islas de Cabo Verde buscando un terreno donde albergar un negocio que le permita subsistir en la mayor de las dignidades, a la vez que escribe y presenta sus libros, se interna compulsivamente en la lectura de Cioran y Hegel y disfruta, como siempre, de los placeres que generosamente le ofrece la vida.