Golpes de mar centra su narración en los estragos que las diversas formas de violencia generan en las vidas de sus protagonistas. El suspense, como la onda de una gran ola silenciosa que se aproxima, amenazadora, a la playa, va creciendo y esparciéndose, incontenible, hasta que alcanza su cenit y se precipita sobre el lector, en un estallido fulminante. El mar envuelve con su poderosa presencia las conciencias de las gentes que conviven con él y es el espejo donde los personajes de la novela se miran buscando reafirmación. Mientras unos fijan su mente obsesiva en los irrefrenables cabezazos de las olas contra las rocas para afianzar su ira y, enardecidos por el fragor y la furia de la tempestad, se atreven a matar, otros, mecidos por la respiración mansa y profunda de la mar tendida, escuchan el sabio canto de sus aguas ancianas, para recobrar la serenidad y el equilibrio. Mercedes de Diego escribe con seguridad e inteligencia. Y sabe hallar temas candentes que vivimos o sufrimos en el presente. Describe con paciencia y con lírica, identificando al lector con los espacios en que discurre la acción. acción.