La obra es una súplica, la de Julio Cortázar a Alejandra Pizarnik cuando la poeta ya estaba demasiado cerca del abismo. La tomó prestada para el título del libro intentando que estas mujeres no caigan en el olvido o, en algunos casos, que se malverse su legado. La libertad tiene, cuando se nace mujer a destiempo, más de castigo que de recompensa.