Rudyard Kipling (1865-1936) nos cuenta en este relato, publicado en 1902, cómo el Hombre y la Mujer domesticaron a algunos animales salvajes, como el Perro, el Caballo o la Vaca, pero no al Gato, que siempre caminaba solo y no le importaba estar aquí o allá. Una preciosa adaptación de este conocido cuento que le contaba cada noche Kipling a su hija Josephine, a quien le encantaba jugar con los gatitos persas que tenían en casa.