Con edificios de vivos colores y atmósfera festiva, Lisboa seduce con su gastronomía creativa y de inspiración internacional, con sus boutiques de vinilos y ropa vintage en las empinadas calles del Bairro Alto y con sus museos, que albergan desde esculturas de Rodin u obras de Durero y Warhol hasta galerías que custodian el rico patrimonio histórico-cultural del país. Tanto si se brinda por las nuevas amistades en las estrechas calles del Bairro Alto, se disfruta de la música en directo en Cais do Sodré o se toma un ginjinha en Rossio, se hace difícil resistirse a la capital portuguesa.