Megan escapó del excesivamente protector clan de los MacKeage para trabajar como científica en la tundra canadiense. Allí se enamora del investigador Wayne Ferris, pero éste la rechaza. Cuando regresa a Maine, sola y embarazada, conoce al nuevo jefe de policía local, Jack Stone, que no es otro que Wayne. En vez de un tranquilo científico, Jack resulta ser un agresivo detective privado que no se detendrá ante nada para recuperar a Megan, exactamente igual que haría cualquiera de los hombres del clan MacKeage, de los que había intentado escapar. Megan se resiste con todas sus fuerzas, pero no puede evitar sentirse tan atraída por él como el primer día. Y aunque Jack le asegura que la ha seguido porque la quiere ¿cómo puede Megan confiar en un hombre que oculta tantos secretos?