Pablo de Tarso, ¿qué dices de ti mismo? Una cosa es lo que los escritores dicen de San Pablo y otra es como él se presenta a sí mismo ante los demás. Una cosa es estudiar a San Pablo como figura de la historia del cristianismo y otra verlo como compañero de viaje en el camino de la vida. Por mucho tiempo Pablo fue para mí un teólogo y un organizador de comunidades, una gran figura del pasado. Este Pablo me dejaba la cabeza caliente y el corazón frío.á Ultimamente lo he descubierto como un hombre alcanzado por Cristo, con un amor tan profundo que no sabía si vivía él o si era Cristo quien vivía en él. Observé a una persona que tuvo que dar media vuelta en su vida porque Dios se había metido por medio. Después lo acompañé de ciudad en ciudad, unas veces a paso ligero y otras corriendo porque su mensaje molestaba a mucha gente. Lo vi llorar como un padre cuando ve que sus hijos van por malos caminos. Lo vi también inquieto, como un pastor que comparte los gozos y las tristezas de los demás. Me lo encontré escribiendo cartas con lágrimas en los ojos porque no podía estar con los hermanos en momentos difíciles. Finalmente, lo vi envejecer, desgastándose en fidelidad al compromiso que había adquirido con Dios. Este Pablo entró a formar parte de mi vida y se volvió mi compañero de viaje.