La Cárcel Nacional de Bellavista en Medell¡n-Colombia era una las más sangrientas en el mundo. En 1990, explotó un mot¡n dentro de la prisión. Un público harto de la violencia carcelaria presionaba al Director a apagarla con una invasión militar, acción que hubiera cobrado cientos de vidas. Como última opción, el director dio permiso a Oscar Osorio, ex-interno y ahora capellán voluntario, de conducir una campaña de oración dentro de las murallas de Bellavista. Un incre¡ble movimiento del Esp¡ritu de Dios literalmente apagó el mot¡n. Los prisioneros entregaron sus armas a Osorio y su pequeña banda de internos cristianos y se juntaron a ellos en oración y alabanza. Reporteros que estaban esperando en las puertas de Bellavista para dar noticias de una sangrienta intervención militar, emitieron al pa¡s la historia de la asombrosa transformación. Hoy Bellavista es un lugar cambiado. Aun los internos no cristianos dicen que Jesucristo es el Señor de Bellavista.