La arquitectura ha nacido, crecido y desarrollado en la línea limítrofe de la materia y el aire, ahí han estado sus aciertos y desengaños, plagando la tierra de un código hermético que ha ocultado el conocimiento, como si se hubiera perdido la estela del conquistador, olvidado en la distancia. Se han creado abismos e infinitos. Abismos donde sin duda llega el aire e infinitos donde para que lo sean tiene que llegar la materia. Desde unos llegaremos a los otros. Ese es el cometido.