El autor expone, no tanto una teoría evolucionista más, cuanto un método que debería ensayarse en lo sucesivo. La evolución del mundo de lo viviente muestra que la inteligencia es algo que se va configurando en una adaptación cada vez más precisa de los seres a sus condiciones de existencia. Por eso no nos sirve el evolucionismo que hasta ahora se ha construido mediante el pensamiento lógico o conceptual y que no acierta a explicar la verdad, acabando por dejarnos perplejos ante lo Incognoscible. Hay que ir a una explicación evolucionista en la que la teoría del conocimiento sea solidaria de la teoría de la vida. Así, veremos la génesis de la inteligencia y, a partir de ella, la génesis de otras formas de conciencia y de la materia misma. El resultado es que B. se sitúa más allá del mecanicismo y del finalismo, llegando, desde una ampliación del darwinismo. a explicar la evolución por un impulso ( élan) original y, común de todo lo viviente. Algunos críticos señalan que no supera el panteísmo;otros lo defienden.