La forma de relación pueblo es opuesta a la forma de relación ciudadana, como veremos. En esta última, la individualidad es instancia primaria, concreta, hacia la abstracción de lo colectivo, mientras que en la forma de relación pueblo lo individual es abstracción (la y el común y corriente) devenida de la concreción material de lo plural. Sin embargo, aunque contradictorias, ambas formas relacionales cohabitarán como polaridades existenciales en nuestro día a día. Si bien en política, y por causas históricas, una sobrepondrá su estabilidad a la otra, transitamos su tensión constantemente en la cotidiana producción social tanto de lo comunal como de lo descomunal.