´La mayoría de los críticos de jazz han sido hasta ahora americanos blancos, mientras que los músicos más importantes no.´ Con esta frase comienza la compilación que el lector tiene en sus manos, en la que se documenta uno de los ejercicios de crítica musical más radicales y salvajes que alguna vez se haya puesto en práctica. En estos ensayos, reseñas, entrevistas, notas para discos, crónicas e impresiones personales publicados entre 1959 y 1967, Amiri Baraka retrata la floreciente escena del free jazz, un movimiento que implicó una profundización de las innovaciones sonoras del bebop y la recuperación del jazz como expresión auténtica de la cultura afroamericana en un momento en el que su éxito comercial lo había vuelto un género estandarizado y digerible para la América blanca. Figura central y aglutinante del movimiento beatnik en los años 50 y del Black Power en décadas posteriores, Amiri Baraka hace uso de un lenguaje eléctrico y furioso que refleja la libertad de improvisación del free jazz para dejar en claro que esta música solo puede ser comprendida como parte de un cuerpo de experiencias que a lo largo del siglo XX dieron forma a una nueva conciencia sobre lo que significaba ser negro en los Estados Unidos. Y que por ello sus intérpretes, entre quienes destaca a John Coltrane (´su música es una de las razones por las que el suicidio parece una cosa tan aburrida´), Ornette Coleman, Archie Shepp, Sun Ra, Thelonious Monk, Albert Ayler, Pharoah Sanders, Sonny Rollins, Don Cherry, Wayne Shorter y Cecil Taylor, deben ser considerados, además de grandes músicos, como ´intelectuales o místicos, o ambas cosas´.