Supongo que, desde el momento en que nuestro movimiento llenaba estadios y espacios deportivos, una tragedia de esa magnitud no era difícil de prever. Ninguno de nosotros, artistas o empresarios, deseábamos que ocurriera nada similar, pero sabíamos que existía esa posibilidad. Quizá a nosotros el consumo de drogas, por parte de los seguidores, no nos importaba tanto como cumplir nuestro objetivo particular. Quizá sabíamos que nuestra música contenía melodías y voces que provocaban euforia, y sonidos bruscos que generaban agresividad, y contábamos con ello, y nos apoyábamos en ello. ¿En qué nos convertía esto? 10