En julio de 2016, la primera noche de San Fermín, cinco hombres metieron a una chica de 18 años en el portal de un edificio de Pamplona. La arrinconaron, le quitaron la ropa, le metieron el pene en la boca por turnos, la penetraron vaginal y analmente mientras hacían fotos y vídeos, cogieron su móvil y se marcharon. La sentencia del caso, que considera probados los hechos, mantiene, sin embargo, que los cinco son culpables de abuso sexual y no de agresión. Los jueces no ven ni violencia ni intimidación en sus acciones. La tormenta colectiva derivada del fallo no se hizo esperar.