VICENTE GALLEGO (Valencia, 1963) ha viajado, en su aventura literaria, desde la poesía de la experiencia hasta la experiencia de la poesía entendida como una aventura verbal de la conciencia en el mundo. Lo que el grillo sabe es lo que debe aprender el gran poeta: la alegría agradecida del que canta por cantar, porque ambos están en el secreto de que todo -la naturaleza, las criaturas, el artificio humano- pertenece a una realidad única. Lo que el poeta lleva a cabo es aquello a lo que se consagra el grillo: la celebración de lo minúsculo y lo inmenso, de lo lejano y lo próximo, de lo palpable y lo invisible. Estos poemas, en su intensa brevedad, contienen lo más despojado, lo más esencial de la trayectoria lírica de su autor. CARLOS MARZAL