«Solo un ateo puede ser un buen cristiano», escribe Ernst Bloch (1885-1977). Para el autor de El principio esperanza, la Biblia está atravesada por una corriente desteocratizadora: el Éxodo de Dios mismo como novum y futurum. Frente a la religión como re-ligación a un origen mítico, la religión como pura anticipación del Reino. Las herejías supieron de esta Biblia subterránea y subversiva que ha resurgido una y otra vez en la historia de Occidente como figura del homo absconditus y prefiguración utópica del experimento mundo.