Los Cuadernos negros, especie de diario filosófico, enlazan las reflexiones más estrictamente teóricas con referenciasa la situación personal y profesional de Martin Heidegger, así como a acontecimientos tanto históricos como cotidianos. Representan en este sentido un estilo de escritura y meditación filosófica extremadamente singular. Esta segunda entrega permite profundizar en el trasfondo del debate generado por su publicación. Recoge la continuación de las Reflexiones (los números VII-XI), unas anotaciones que comienzan en el año 1938 y acaban poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, en las postrimerías del verano de 1939. En ellas, Heidegger desarrolla la discusión de la visión del mundo ligada al nacionalsocialismo a la luz de la realidad efectiva de este movimiento. Distingue así entre el «pueblo alemán» y su circunstancia presente, dejando traslucir su distancia hacia la «revolución» que vive Alemania. Otros aspectos reseñables de este volumen son el debate con el historicismo, la visión de la política como realización de la cultura y el rechazo del «cristianismo de cultura». En este contexto, ocupa un lugar especial la valoración crítica de la música de Richard Wagner. Pero, sin duda, el elemento más polémico de estas páginas es la interpretación del judaísmo, entendido como máximo exponente de lo que Heidegger denomina la «carencia de suelo» y la era de la «maquinación».