A veces, es más fácil reconocerse en lo que fuimos que en lo que somos. Basta con seguir el rastro de quienes antes comenzaron a tejer ese frágil telar que es la memoria. Las mujeres que desfilan por estas páginas sustentaron, con sus oficios y también con sus cuidados, la ciudad en la que vivieron. Una ciudad sin calles ni placas que las recuerden. Lavanderas, cigarreras, verduleras, castañeras o aguadoras dialogan en este libro con costureras, taquilleras y telefonistas. Sus voces suenan lejanas, pero su relato, valiente y combativo, sigue latiendo dentro y fuera de los márgenes de Madrid. En boca de sus hijas, nietas y bisnietas, sus vidas anónimas, reconstruidas a través de testimonios, entrevistas y de una amplia investigación producida en bibliotecas y hemerotecas, recobran ahora la importancia que ellas nunca quisieron darse. A todas estas mujeres les debemos mucho más que el trabajo de sus manos. No las olvidemos. Con prólogo de Marina Mayoral.