La escasez de mano de obra causada por la segunda guerra mundial generó un vacío que propició que las mujeres norteamericanas dieran un paso adelante y ocuparan los puestos reservados a los hombres. Aquella transformación social sin precedentes es el núcleo de esta inconmensurable novela de Jennifer Egan, su primera obra de ficción desde que ganó el Premio Pulitzer con El tiempo es un canalla en 2011. Alejándose de la emblemática Nueva York de los rascacielos, la autora traslada el foco a la primigenia ciudad portuaria, la de los muelles del West Side y los astilleros de Brooklyn, un mundo saturado de salitre y yodo en el que pululan gentes de toda laya que viven del mar. Allí, en ese abigarrado universo de luchadores solitarios, se desarrollan las vidas de Eddie Kerrigan, un empresario del espectáculo castigado por la gran depresión;su hija Anna, una joven audaz y combativa;y Dexter Styles, un tipo seductor que se codea con las élites neoyorquinas gracias a su matrimonio con una mujer de rancio abolengo. Los recuerdos de Anna arrancan un día de invierno, a sus casi doce años, cuando acompaña a su padre a una lujosa mansión de Manhattan Beach para una cita con Dexter. Tras el encuentro, Anna intuye que la misteriosa corriente que fluye entre los dos hombres determinará su futuro. Al cabo del tiempo, después de que Eddie desapareciese sin dar explicaciones y ella lograse hacer realidad su sueño de ser una de las pioneras en enfundarse una escafandra y participar en peligrosas misiones submarinas, un fortuito encuentro con Styles supone un punto de inflexión en la vida de Anna. A partir de entonces, ésta empieza a entrever la compleja y dramática historia de su padre y las posibles razones de su ausencia. Con una trama que discurre de manera hipnótica, y una heroína inolvidable, Jennifer Egan reconstruye un período decisivo de la historia del siglo XX y firma una novela rotunda, destinada por derecho propio a ingresar en el selecto club de las mejores obras literarias de nuestro tiempo.