La elegía, cuando se sostiene en la verdad poética, pertenece al género del canto, no cabe en ella la vana queja, sino el lamento pronunciado desde el vuelo del amor desposeído. Estas odas de invierno de David Pujante son eso, un canto de amor a la vida desde una conciencia crepuscular: un homenaje y una herida abierta, palabras apasionadas. (Vicente Gallego)