Herederos de André Lapierre, padre de la Psicomotricidad Relacional, los autores transitan desde la práctica de sus experiencias terapéuticas a la teoría de esta metodología. Se centran en la formación del psicomotricista, en su papel relacional con el niño, base de la reparación afectiva y en la importante simbología de los espacios y material para el desarrollo de las sesiones en esta disciplina.