Lea este libro con pausa, día a día, o, si lo prefiere, abriéndolo al azar, para que la reflexión del día que aparezca ante sus ojos dé respuesta a esa pregunta o inquietud que se había formulado mentalmente. Existen unos hilos invisibles de conspiración entre la autora y el lector que se irán notando a medida que vaya leyendo cada una de estas 365 joyas, perlas o rosas orientadas y dirigidas al corazón.