Escocia, 1893. Un joven heredero aristócrata pierde la vida en un trágico accidente de caza. Apenas unos días después, las investigaciones policiales empiezan a sospechar de qué se trata de un asesinato que encubre una larga historia de deudas, estafas y avaricia. No tardan en aparecer en escena los dos médicos forenses más conocidos de la época, Bell y Littlejohn. Mediante la reconstrucción del escenario del crimen y del juicio que tuvo lugar en los meses posteriores, Daniel Smith nos transporta al siglo que vio nacer la criminología entendida como una ciencia y técnicas de investigación hoy tan conocidas como los análisis de sangre, las huellas dactilares o la imaginación como método creativo para comprender la mente de un asesino. Mediante una documentación exhaustiva que incluye diálogos verídicos, transcripciones del juicio y correspondencia íntima intercambiada entre los implicados del crimen de Ardlamont, Smith ofrece un vivo retrato de la Escocia decimonónica e imparte una lección magistral sobre la lógica sherlockiana y su utilidad en el ámbito de la criminología.