Vivimos en la edad del algoritmo. Cada vez más, las decisiones que afectan nuestras vidas no están hechas por humanos, sino por modelos matemáticos. En teoría, esto debería conducir a una mayor equidad: todos son juzgados de acuerdo con las mismas reglas y se elimina el sesgo. Pero como revela Cathy O´Neil en "Armas de destrucción matemática", ocurre exactamente lo contrario. Los modelos que se utilizan en la actualidad son opacos, no regulados e incontestables, incluso cuando están equivocados. Los modelos están apuntalando a los afortunados y castigando a los oprimidos, creando un "cóctel tóxico para la democracia". Bienvenido al lado oscuro de Big Data.