Pedro el sutil no mata pero entierra prejuicios, desafueros, vanidades, sus versos sacan brillo a las verdades de un guanche corazón que se destierra. Discreto y silencioso, dando guerra al batallón de las vulgaridades, al laberinto de las soledades, al desamparo de esta vida perra. Ni colecciona discos de platino ni comulga con ruedas de molino pero tiene la magia y el secreto. De todo saca luz, de todo aprende y para colmo sabe que me enciende el duende que le puso a mis sonetos. JOAQUÍN SABINA