Fernando Hernández es un caso curioso. Mientras otros profesores universitarios han limitado su actividad al intento por transmitir unos determinados conocimientos, fruto de varios años de esforzada investigación, Hernández ha indagado acerca del conocimiento que habita en sus estudiantes. Después de un exhaustivo trabajo de cotejo de libros de texto y compilación de vergonzantes "lecciones de historia" a cargo de políticos en los medios de comunicación, Hernández ha desarrollado un breve decálogo sequé principios científicos, libres de intencionalidad políticas, deben regir la enseñanza de la historia y cuáles son los errores a evitar.