La Primera Campaña de Italia (1796-1797), representa los comienzos del corso como estratega, y nos muestra(como quizá ninguna otra) su genio militar, su ambición política, y su carácter. Bonaparte supo conducir a la victoria a un contingente integrado por soldados harapientos, indisciplinados y desnutridos, gradualmente transformado en un ejército orgulloso de sus victorias y con una reputación e identidad reforzadas, que durante este período conquistó para su nación prácticamente todo el norte de la península itálica.