Hay gente que dice que el alma no existe, que la mente, la conciencia, nuestros sueños e ilusiones son reducibles a la física y química del cerebro. Hay gente que dice que el cuerpo es efímero y limitado, tal solo un trozo de barro apañado temporalmente para acoger un espíritu inmortal. Entre unos y otros, yo acojo con calidez mi cuerpo, un cuerpo lleno de vida y no solo de átomos, un cuerpo complejo y bien organizado, magistralmente diseñado y muy eficiente.