Con un lenguaje audaz que convierte cada poema en una pieza de ingeniería creada por una imaginación realmente nueva y diferente, Isabel García Mellado nos habla al oído de las pequeñas cosas que en muchas ocasiones dejamos escapar con la excusa de la prisa de la vida cotidiana, y nos las muestra por el lado que casi nunca vemos, haciéndonos reflexionar más allá de lo evidente, haciéndonos ver "que la palabra jaula es un delito" o que la belleza puede resumirse en "ese ambicioso momento de luz que cultivamos". De esta forma sencilla García Mellado traduce para sus lectores "los incendios" que arden en sus vidas.