Una autopsia valiente y cruda, las tormentas de un ilustrador y escritor en la cuerda floja de las emociones y la miseria económica, el infierno del amor, la amistad, el sexo, las drogas y el alcohol;la dentellada de un origen humilde que dejó la marca de una soledad imborrable. Vemos a Beltrán desaparecer rumbo a la meta de su obra, casi de su autoaniquilación, con una sonrisa inalterable y dejándose miembros y vísceras por el camino (H. Migoya)